Diálogos: Toni Negri con estudiantes chilenos
Conversación del
intelectual y militante italiano Toni Negri con los estudiantes chilenos
movilizados en la toma de la
Casa Central de la Universidad de Chile, el Viernes 28 de Octubre
del 2011.
Nos alegra mucho
poder estar presentando Toni Negri acá y le agradecemos la gentileza con la que
aceptó a venir a este espacio ocupado. Él nos ha pedido
no dar una conferencia y que luego le hagan preguntas, sino más bien que, a
partir de preguntas, él pueda hablar, y se pueda discutir, o comentar lo que
los estudiantes piensen. Para ello, en primera instancia dos de nosotros
haremos preguntas con el fin de iniciar la conversación y luego pasaremos el
micrófono por el público. Entonces, más que pensar en qué quieren escuchar, los
invitamos a pensar qué quieren pensar.
Felipe: Bueno, mi pregunta es la siguiente:
en este contexto particular de una universidad tomada, que como tu viste el
control lo tienen los estudiantes y las actividades se organizan desde los
estudiantes, qué te parece a ti la articulación que se puede dar en espacios
como estos, entre las bases, que sí tienen un cierto poder, pero que
coexiste con la verticalidad de una federación que tiene sus presidentes, sus
dirigentes o sus representantes, en paralelo a este movimiento.
Toni Negri: Entiendo bien el concepto de
horizontalidad, es decir, es evidente que estos espacio universitarios en
general se desarrollan en un terreno de comunicación, de cooperación de los
movimientos. Pero en el aspecto vertical, aquel de la federación, de la
organización de los estudiantes, me es bastante difícil intervenir porque no
conozco la situación particular chilena de la organización de los estudiantes.
En general podría decir, a partir de las experiencias que hemos visto de las
ocupaciones de la universidad, a partir del 68 e incluso antes, que se sabe que
las relaciones entre las “organizaciones” y el movimiento siempre han sido
contradictoria. Son contradictorias porque es evidente que las organizaciones
determinan un continuum, están ligadas a una determinada finalidad,
tienen un telos, por así decirlo, una finalidad interior que las domina
y que transforma, casi inevitablemente, las movilidades organizacionales en
movilidades políticas, en dispositivos que buscan fijar. Pero es evidente que
estas no son leyes generales, pueden haber alternativas, y de manera muy
frecuente, ya las hemos visto. Pienso por ejemplo en los grandes movimientos de
autonomía, la autonomía obrera, sobre todo, y también la autonomía
universitaria o la autonomía social, en los años 70 en Italia. La relación
entre las organizaciones consistía en lugares determinados:
lugares obreros en las fábricas, o estudiantiles en la universidad, o sociales
en los centros sociales o en ciertos barrios, etc., y todo esto tenía que ver
con la dimensión vertical que eran relaciones de potencia. Es decir, a través
relación vertical, las cosas enraizadas en las realidades del movimiento
encontraron fuerza, potencia. Esto es la otra cara de la relación
verticalidad/horizontalidad. Puede estar aquella de la que hablamos,
contradictoria, un poco parasitaria desde el punto de vista de la organización
horizontal, o puede haber, al contrario, una maquina organizacional que se
alimenta de esa relación entre verticalidad y horizontalidad. Pienso que
resolver este problema es como resolver la cuadratura del círculo, y en todo
esto no hay teoría, hay practicas, hay capacidades políticas, y sobre todo
arraigos de clase. Creo que cuando se sirve el interés de lo más pobres y se
organiza la voluntad de los explotados, en ese momento incluso se encuentra la
fuerza para resolver los problemas organizacionales, porque los problemas
organizacionales siempre son secundarios, no primarios. Ahora, por ejemplo,
vengo de una experiencia que he visto ya dos veces, la de los indignados
españoles: allí hay un problema entre la dimensión vertical y
horizontal que no está resuelto, pero sí dispuesto de una manera bien viva a partir del uso de nuevos elementos tecnológicos y de las redes sociales, Facebook pero sobre todo
Twitter, que permite hacer siempre un sondeo de las bases, un
sondeo continuo, instantáneo, de las decisiones a tomar. Es evidente que esto
no es conclusivo. Se trata de un problema abierto y que tiene que quedar
abierto.
Nicolás: Yo quería hacerle una pregunta bien situado desde este contexto de movilizaciones en Chile, porque si bien ver que estas movilizaciones tiene
sus causas locales, específicas, suceden en un contexto global en el que
también hay movilizaciones, principalmente en Europa y en los
países árabes. La pregunta precisamente es de qué manera se puede entender una
articulación entre estos diversos problemas locales a una escala global,
viéndolo sobre todo desde la perspectiva de su trabajo en torno al Imperio y la Multitud.
Toni Negri: Creo que antes de todo hay una
primera definición de continuidad o contigüidad. Definición de contigüidad
que no es nuestra, en realidad, sino del capital. Es el capital el que en esta
fase de crisis debe reconocer las resistencias que se dan acá y allá, de
maneras más o menos fuerte, de maneras más o menos consciente. Se da una
relación por reacción a la crisis, sobre todo, que determina la
contigüidad de este movimiento. Y como ya saben, el capital funciona siempre en
función de ciclos de crecimiento, de estabilidad o de crisis. Y en los ciclos
de crisis la vivacidad de las respuestas, de las reacciones, es siempre mas
fuerte; reacciones populares; reacciones de clase. Pero esta es solo la primera
cara de esta contigüidad, de esta continuidad.
Hay una segunda
situación, un segundo momento de contigüidad, y es cuando dos elementos, la
composición técnica y la composición política de los movimientos de
resistencia, insurreccionales, revolucionarios, o en cualquiera de sus
diferentes intensidades, llegan a establecer una pequeña combinación, a
encontrarse en un momento particular. Hoy es evidente que el elemento
fundamental del punto de vista de la composición técnica de las fuerzas que se
agitan y luchan es sobretodo la fuerza de trabajo intelectual y cognitivo. Hay
una relevancia de esta fuerza de trabajo cognitiva que es, de hecho,
tendencialmente -y insisto sobre la tendencia- hegemónica a nivel del
capitalismo hoy, y que es evidentemente protagonista en la organización actual
de la resistencia. Y es entonces la fuerza de trabajo intelectual, cognitiva,
que está hoy día en el centro de las resistencias que se determina. Todo esto
es valido para esta época, en todos lados, y pienso que acá, en Chile, en este
país tan extraño, en el cual, como decíamos esta mañana hablando con otros
camaradas, por un lado hay un nivel político tan atrasado, tan loco y extraño,
un neoliberalismo que realmente fue inventado en la universidad de Chicago y
que se aplicó de una manera chocante, como probablemente solo aquí (es un país
único de este punto de vista Chile), y por otra parte, al contrario, hay un
gran desarrollo de la fuerza de trabajo intelectual; una madurez de las
reacciones cívicas antes que de clase, cosa que resulta sumamente interesante.
Entonces la relación entre lucha local, lucha situada, y horizonte general de
las luchas a nivel global, de las luchas multitudinarias si quieren,
encuentran, siento y estoy bastante convencido de ello, homogeneidades
profundas, si bien hay una ausencia de organización a nivel global. Y hay que
insistir sobre esta homogeneidad. Por ejemplo, es evidente que pasados los
ciclos de lucha que hubo entre el 2000 y 2001, contra la Apec y que hubo en Seatlle o
en Genova, todas estas luchas neoglobales o alterglobales, como quieran
llamarlas, ahora tenemos ante nosotros otras luchas con una homogeneidad
bastante particular. Y hay que hacer atención en ello, porque ¿qué es lo que
une, por ejemplo, las luchas de los países árabes, del mediterráneo, con las
luchas de los estudiantes chilenos? ¿o la lucha extremadamente violenta en
Grecia con el movimiento sumamente potente pero no violento como el que hemos
visto en España? ¿qué es lo que junta la manifestación difusa que pasa a través
de los sindicatos, que a veces son completamente autónomos, como en Italia o
Francia, con la lucha feroz, extremadamente violenta de los Ryots en Grecia? Estas son cosas que ahora empezamos a ver bastante claramente. Y la
homogeneidad es aquella de la que hablábamos antes, fundamentalmente la unidad
en la composición técnica, es decir, de la fuerza de trabajo intelectual. Y
ésta también se encuentra en los países del mundo árabe. En Túnez, por ejemplo,
hay un nivel cultural impresionante. Si ustedes piensan, hace solamente una
decena de años los grandes patrones neoliberales, neoconservaores americanos,
llevaban su campaña contra la “barbarie” islámica y árabe ¡Y era una locura! Se
trata de gente formidable. La educación primaria y secundaria funcionó. Y
funcionó en dos sentidos: comunicando un saber y educando a la crítica de ese
saber.
En la relacion entre
esta nueva estratificación de clase en la que no está ya solamente la clase
obrera, sino también las capas más pobres, mas sufrientes de la clase media,
hay clases intelectuales que son relativamente independientes de las
condiciones económicas en las que se desarrolla la crisis hoy. Todo esto
determinó un nuevo conjunto explosivo, y es sobre esto que hay que trabajar
desde un punto de vista político. Estamos al principio de un ciclo, no al
final.
Raúl: La pregunta es la siguiente, cual es
su opinión frente a la tensión que hay entre lo social y lo político en el
movimiento actual. Es decir, si según usted, en este momento, que es un momento
cúlmine, debemos seguir dentro de un movimientismo, dentro de una esfera
solamente anclada en lo social, o si damos un salto a lo político, en el sentido
clásico del término.
Toni Negri: Bueno, ese es un problema central.
Pero yo creo que hay que tener mucho cuidado en la palabra "política". Porque lo
político no es solamente el estado, lo público, lo representativo; política
profesional; política moderna. La modernidad definió lo político en tanto que
poder representativo trascendente. Y hoy cuando hablamos de lo político,
incluso de composición política, siempre hay que tener en cuenta ciertas
hibridaciones entre lo social y lo político. Lo político no es independiente.
Pienso que hoy la característica de las luchas contemporáneas, de las luchas
que empezaron con la primera fase altermonidalista, neoglobal, etc., al
principio del siglo XXI, y luego este enorme ciclo de luchas contra la crisis
que hoy estamos viviendo, realmente han comenzado a redeterminar el terreno de
lo político. A redeterminarlo en el sentido de poner lo político como algo que
es completamente anterior a lo social. Siento siempre muy abstracta la pregunta sobre el paso de lo social a lo político y me pregunto cada vez más y con
más fuerza, qué es lo político que se encuentra dentro de lo social. ¿Cómo se hace para expresar esta necesidad de comunidad, de acción conjunta, de
igualdad, de libertad, al interior de la comunicación, al interior del trabajo,
al interior de la educación? (los problemas de la educación, los problemas del
saber, los problemas de la salud y, en fin, todos los otros problemas, son
problemas que tenemos que considerar desde dentro). ¡No tenemos que esperar un
cambio de gobierno para hacer las cosas! Y justamente entonces, tenemos que
hay una nueva forma de hacer política que no es metodológica, que no es un
problema de método: pasar de lo social a lo político, pasar del sindicato al
partido, pasar de la lucha generalizada, a veces espontánea, etc. a la lucha
electoral y representativa; ¡No!. El gran problema hoy es el de empezar a
pensar cómo se pueden determinar nuevas formas de vida en común. Y como
nosotros mismos podemos educar para tal fin. Y para que este discurso no parezca
utópico o moral quiero subrayar un hecho fundamental: el trabajo ya es común. Y
cómo: las formas en que se trabaja hoy, desde un punto de vista intelectual,
son formas en las que el conjunto, la comunidad, la socialización del trabajo,
viene antes de la organización capitalista de esta comunicación; de esta
asociación; de nuestra cabeza; de nuestro trabajo intelectual, cognitivo. La
comunidad viene de antemano en el trabajo, así como en la vida, donde hoy en
día es prácticamente inimaginable pensar en un vida que no esté llena de todas
estas virtudes, pasiones, estos afectos que son fundamentales en nuestra vida
común actual. El capital hoy día explota, no al trabajador singular, sino al
conjunto de los trabajadores; El capital está restringido, está enfrentado a lo
que es la composición del trabajo. Entonces, eso es: lo social es mucho más
importante de lo que fue y lo político mucho menos importante de lo que fue.
Francisco: Yo quería preguntar sobre el problema
de la violencia. Por lo que entiendo, usted saca de escena la posibilidad de competir
militarmente con la concentración de fuerzas presente en el imperio, los
métodos de dominación, por lo que la forma en la cual la multitud se hace de la
violencia y supera el problema es convirtiéndose en fuerza política. Acá en Chile lo que tenemos, desde mi punto de vista, es que este tema se ha
problematizado en el movimiento estudiantil del presente año, porque ha sido
empujado a la violencia por la represión del gobierno, y el monopolio de los
medios de violencia se ha mezclado con el monopolio de los medios de
comunicación, de modo tal que como el movimiento se mantiene en una fase
espontánea. Finalmente lo que ocurre es que el movimiento se ha visto estancado
en este problema, ha sido impopularizado frente a la opinión pública, y no
encuentra una forma de hacerse cargo del problema, diseñar una estrategia que
le permita oponerse al gobierno.
Toni Negri: Bueno, sabemos que la violencia es un elemento
fundamental de lo social y lo político. Solo no hay violencia cuando somos libres de no
trabajar. Cada vez que trabajamos sufrimos la
violencia o la ejercemos. Nosotros, los viejos autonomistas en Italia, por
ejemplo, priorizamos durante años el rechazo del trabajo como posibilidad de
liberación, de emancipación del hombre, y incluso llegamos a preguntarnos hasta
qué punto el comunismo no era eso: la liberación del hombre del trabajo.
Entonces, la violencia no es solamente la violencia física del Estado. La
violencia es un contenido sistemático y pleno de nuestra existencia. Pienso que
a cada violencia hay una resistencia que se opone; a cada violencia en la vida,
hay una resistencia que se le opone a ello; y el Capital es siempre una relación:
si el capital o el patrón no llegan a través de la violencia a imponer un
determinado salario a un obrero, a su trabajo viviente, el Capital no existe
más. Hay una relación de violencia ahí. No se trata de que esté intentando
evitar su pregunta. Solo quiero decir que esta se vuelve importante cuando se
verifica todo el resto de la violencia social y de la resistencia social.
Hablar de violencia simplemente es hacer extremismo. Hay que hablar de
violencia siempre, todos los días, alrededor de cada acción social en la que
estamos implicados, y resistir en todo momento. Solo cuando hemos hecho
eso se puede comenzar a hablar de violencia, esa violencia dura, esa que
significa muertos, derrotas y también victoria. Pero, ¿para qué? ¡Para
construir un mundo sin violencia! Entonces, para mi, hablar del problema de la
violencia es necesario, pero creo que cualquier persona que haya hecho política
seriamente, sobre todo a partir de los movimientos, cada vez que se encuentra
frente a la represión -y la represión es un mecanismo prácticamente normal en
la vida política-, comienza a plantear de una manera abstracta el problema de
la violencia. ¡Y hay que tener mucho cuidado!. En los años 60, por ejemplo, es
evidente que en Europa, en Italia, en Francia, en Alemania, hubo decisiones
sobre esto, en el terreno de la violencia, que fueron profundamente erradas
¡incluso yo! Y yo creo que ya superamos los problemas en los términos en los
que estaban planteados en los años 60, y los superamos comprendiendo justamente
la potencia, más que la violencia, que es necesaria hoy para desarrollar
lo que decíamos antes, lo social contra lo político: abrir verdaderamente
nuestra lucha, nuestra capacidad de organización a otros sectores, a otras
fuerzas sociales. Todo esto no para evitar la violencia, sino para llegar al
enfrentamiento violento organizado y capaz de reunir a la sociedad que trabaja,
a la sociedad que sufre, en la lucha.
Mauricio: Yo voy a cambiar un poco de tema pero
sigue en la línea de los temas de violencia y movimientos sociales. A mi
parecer, lo que pasó en Libia hace poco demuestra como algunos movimientos
sociales de muchos países fuera de Europa son ocupados, por la misma
OTAN en este caso, para exportar modelos de democracia –y si bien ahí también
esta el petróleo– hacia otros países. Así, los movimientos sociales son
visibilizados, mostrados, salen mucho en Facebook, en Twitter, pero a la vez,
eso sirve, por ejemplo, para que la
OTAN dijera “entonces vamos a intervenir Libia para defender
los derechos humanos”, logrando así derrocar gobiernos que no quieren e
imponiendo su forma de democracia. La pregunta entonces es cómo los
movimientos sociales pueden responder a eso.
Toni Negri: Es evidente que hay que saber mirar
bien las cosas, una a una. Como decíamos antes, hoy en día no hay aún formas
políticas globales de respuesta, de resistencia; hay homogeneidades profundas
en los comportamientos sociales, pero no formas globales políticamente
efectivas. Entonces, el modelo de intervención represivo, de reequilibrio
global, es un modelo que tiene diferencias formidables, fundamentales, y ese es
un terreno de estudio y análisis aún abierto. Si se toma por ejemplo los tres
países en los que hubo revueltas profundas: Túnez, Libia y Egipto, tenemos tres
formas de rebelión, diferentes conceptos de democracia y así también diferentes
modelos de represión, de intervención. En Túnez vimos lo que llamamos la vía
turca, es decir, una reorganización de fuerzas islámicas moderadas, un poco
como el modelo de las democracias cristianas en Europa a finales de la Segunda Guerra
Mundial; en Libia hubo una intervención militar extremadamente dura, y
probablemente veremos una guerra civil muy larga; en Egipto tenemos una
situación diferente, en el sentido de que en Egipto el ejército no constituye
solamente una fuerza militar, sino que es también una capa social, una especie
de clase media pudiente en los negocios. Entonces, el problema es mirar siempre
con mucha atención lo que son los equilibrios globales, justamente en función de
la ecuación que usted planteó, esta ecuación de recuperación que se da en
situaciones diferentes.
Pienso que en Europa la
situación siempre es más homogénea a nivel de la resistencia y de los medios de
reorganización; de represión y de reequilibro capitalista en la zona. En Europa
se hace evidente que el problema toca inmediatamente a la forma del gobierno, a
su forma democrática, a la representación política: es el problema de la
representación, tal como fue planteado en la tradición moderna, lo que en Europa
está en Crisis. Es una crisis constitucional, una crisis profunda que alcanza
todas las fuerzas políticas, tanto las liberales como la fuerza política de los
movimientos, y no me refiero a la izquierda, porque en Europa, al menos, la
izquierda es algo que no se llega fácilmente a definir. Y como saben, los
partidos en Europa siempre han funcionado de dos formas, por un lado como
asociación de ciudadanos, y por otro como órgano del Estado, la forma estatal
por excelencia, constituyente de la decisión política a través de las alianzas
o incluso directamente. Esta doble forma de la constitución política de los
partidos está hoy en crisis, en una crisis profunda; el fenómeno asociativo y
el fenómeno de la participación en la acción política y en la decisión política
es hoy inexistente. Es eso lo que rompió y rompe, de una manera acumulativa, la
posibilidad de transmisión de la voluntad popular hacia el Estado.
Alfonso: Bueno, mi pregunta es más concreta y
aplicada al caso Chileno. Se trata de saber donde pondría usted las prioridades
en la articulación de los actores de nuestro movimiento social. Porque sucede
que de un lado tenemos a los universitarios, por ejemplo, que dependen
principalmente del Estado, los secundarios, que dependen de la municipalidad, y
luego los trabajadores, con un nivel de sindicalización prácticamente
inexistente. Y todos estos conviven en la búsqueda de mecanismos de lucha y de
presión a un Estado donde las personas que gobiernan vienen de una tradición
golpista, y donde en la llamada oposición tenemos incluso a una Democracia
Cristiana que ayudó a pavimentar el camino a la dictadura. Entonces, repito, mi
duda va con respecto a las prioridades de la articulación social dentro del
movimiento y sus distintos actores, así como con los mecanismos de lucha y
presión al gobierno; cómo mantener activo un movimiento en estas condiciones;
cómo verlo a largo plazo.
Toni Negri: Es evidente que no te puedo responder
a esa pregunta. A lo más puedo intentar trabajar alrededor del discurso que
usted esboza. Los problemas de la organización de las luchas en Chile no es un
problema de los chilenos, sino de la gente que trabaja en los movimientos, la
gente que decide y hace las cosas. Yo no soy quién para dar consejos, y ni siquiera
consejos, sino intentar comprender lo que significa luchar en una situación
como Chile. Pero es evidente que el hecho de que en el gobierno existan
elementos golpistas, una tradición reaccionaria -y la particularidad misma de
haber sido el país Schok de los Chicago Boys-, que todo eso determina
dificultades enormes para el movimiento. Pero no creo que haya un atajo para
esta situación. La única manera de transformar este país, al igual que todos
los países que están en una situación análoga, es construyendo articulaciones
políticas, militantes; reunir los obreros y los estudiantes; reunir a las
mujeres y a los hombres; construir programas, imponer programas que no sean
simples transformaciones tranquilas del orden social existente. ¡Hay que tener
una imaginación revolucionaria hasta el final, en el trabajo de todos los días!
Cuando eramos pequeños a nosotros nos decían “para construir una
organización tienen que ir delante de las fabricas”. Y eso es lo que
nosotros hicimos durante 20 años antes de intentar tocar el poder, luchar
contra el poder directamente: estuvimos 20 años frente a las fabricas, cada
mañana a las 5. ¡Eso es hacer política! ¡Eso es construir mayorías! ¡Eso es
construir fuerzas, potencias! Entonces yo creo que hoy estamos frente a un problema
fundamental, y es el problema de discutir las nuevas formas de representación,
las nuevas formas de participación. No podemos permitir más que la prensa esté
en mano de los patrones, toda, toda. ¿Qué significa hoy la libertad de
expresión? Porque este es un gran principio democrático... ¡No significa nada!
Yo no sé, pero mi abuela comprendía hace ya algunos años que hablar de libertad
de expresión cuando no poseíamos los medios para expresarse era folclore. Y hoy
nos encontramos en la situación contraria en la que la corte suprema de Estados
Unidos permite, con una sentencia dada, hecha, viviente, a todos los
capitalistas dar toda la plata que quieran a los políticos para defender el free
speech, es decir el derecho de expresarse. No hay limites de financiamiento.
¿Y qué es eso? Hay que tratar bien este problema. ¿Cual es el problema de la
libertad de expresión? Hay que ir a los diarios mismos, hacer propaganda,
romper esta situación que es indigna de los derechos del hombre ¡Eso es
construir una perspectiva en la cual hablar de los grandes principios de la
libertad, de la igualdad, de la verdad, de la democracia, pueda tener un
sentido!
Daniel: Mi pregunta va en cómo ve usted la
relación del poder burocrático con lo que está pasando en la actualidad. Cómo
diría usted que se va a mover la burocracia frente a los procesos sociales hoy
internacionales, desde el caso chileno hasta los movimientos árabes.
Toni Negri: Bueno, no sé. Le puedo contar como han
reaccionado en otras partes; no conozco las particularidades de la democracia
chilena. Sé que es muy Alemana en su comportamiento ¿No? En fin, tenemos, por
ejemplo, que en otras partes, han hecho leyes para impedir a los movimientos
organizarse. Otras veces han hecho directamente leyes para reprimir el movimiento.
Otras, por el contrario, han hecho grandes reformas, de la Universidad por
ejemplo; en Francia, en 1968, la reforma de la Universidad fue
extremadamente profunda y costó una enorme cantidad de plata al Estado. Otras
veces, como en Alemania, la repercusión del 68' fue la “Constitución de los
Hombres Libres”: zonas en las que se podía ocupar los departamentos, vivir una
vida independiente, etc. y esa es la base a partir de la cual el partido verde
se organizó. Entonces, las formas en las que se puede esperar las respuestas
están completamente ligadas a las formas del movimiento. La decisión no es
jamás independiente de la relación de fuerzas, y eso nos permite entonces
volver a la pregunta sobre Chile y sobre la cual no puedo, evidentemente,
intervenir.
Nicolás: Actualmente, en el sistema de
educación superior chileno, alrededor de 2/3 de los estudiantes están siendo
formados en instituciones de educación privada. Entonces las reivindicaciones
del movimiento estudiantil van en dos direcciones: una es que los recursos
estatales sean dirigidos únicamente a las universidades estatales, que estarían
dentro del concepto de Derecho Público; la segunda opción que se empieza a
debatir es la idea de que incluso las instituciones de educación privada puedan
percibir recursos públicos, pero solo en la medida en que no lucren y cumplan
con determinados parámetros, de democratización, etc. Entonces, lo que yo
quería preguntar es por las implicaciones que están detrás de reivindicaciones
como estas; si es que detrás de ellas puede que se exprese una política de lo
común.
Toni Negri: Estoy totalmente convencido que este
tipo de reivindicaciones o de objetivos de lucha son correctos. Estoy
igualmente convencido que el reequilibrio entre privado y público, tiene que ser
un reequilibrio en el que el principio de igualdad principalmente, sea llevado
hasta el fin. Pero esto no significa pensar que a través del Estado haya una
cierta igualdad asegurada. Entonces tenemos que comenzar a pensar a fondo la
participación de los ciudadanos en la gestión de los bienes públicos.
Ese es el problema hoy, y no el de reestablecer lo público: ¡ese otro es el
problema al que los Chicago Boys nos restringieron! Hay que convencerse de que
el Estado Nación no es más un Estado Público. ¡El Estado Nación se acabó! ¡El
Estado público se acabó! Actualmente las grandes unidades de evaluación han
bajado la nota a Estados Unidos, y no solamente a Grecia, a España e Italia.
Hoy día la única defensa que tenemos es la posibilidad de avanzar en el frente
de lucha; la participación. La democracia no es más una democracia
representativa, y por eso debe ser reorganizada, tiene que renacer, y tiene que
hacerlo de maneras cosmopolitas, inevitablemente. Pero en Europa la gente se
entretiene, a pesar de todo, mirando a Berlusconi que es llevado como un
perrito por los alemanes y sus agencias de empleo. Y por otro lado Sarkozy se
divierte porque la pobre Merkel es tratada de la misma manera. Y no es porque
Berlusconi haga de bunga bunga que se le trata así; se le trata así
porque es en eso lo que se ha convertido el Estado Nación: en el intermediario
simple del comando de las finanzas. Y entonces, o nosotros tenemos la capacidad
de reinventar las formas de asociación, incluso las grandes formas de
asociación, los macro-organismos en los que la gente se junta, se asocia,
construye política, construye su destino a través de la participación, a través
de una democracia profunda, o de otra manera seremos siempre los esclavos de
esta reorganización capitalista crítica, cansadora, que no llega por sí misma a
desarrollarse. Entonces: ¡¿cómo hacemos?!
Muchas gracias.