El evangelio

por Martín Rodríguez


Todos los pobres son buenos. Todos los pobres son buenos.
—Ok, reconozco mi derrota ante el alcohol —dice uno.
Todos los pobres son buenos. Todos. Sin excepción.
—Estoy re loco —dice uno.
Ronda de pobres en el SUM.
La trabajadora social abraza lo que sueña: abraza al violador, al pedófilo, al que hirvió
la mamadera y se le enchufó en la boca, al que quemó
el colchón, y al que dijo que vio a Cristo en la aureola de meo del colchón mientras
se quemaba, la trabajadora social abraza
al que le pide una entrevista en el CESAC 22,
y ella lo abraza porque abraza a absolutamente toda
la carne sufriente de la República Argentina, que incluye —obvio—
a extranjeros.