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Mostrando las entradas de diciembre, 2013

Romper el encanto neoliberal: Europa, terreno de lucha

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Por Sandro Mezzadra y Toni Negri Quienes, como nosotros, no tienen intereses electorales, están en la mejor posición para reconocer la gran importancia que tendrán en 2014 las elecciones al Parlamento Europeo. Es fácil prever que en la mayor parte de los países implicados habrá un elevado abstencionismo y una significativa afirmación de las fuerzas “euroescépticas”, unido a la retórica de la “soberanía nacional”, a la hostilidad frente al euro y a los “tecnócratas de Bruselas”. Para nosotros, no se trata de nada bueno. Estamos convencidos desde hace tiempo de que tanto bajo el perfil normativo como bajo la acción gubernamental y capitalista, hay una Europa cuya integración ha traspasado el umbral de lo irreversible. El realineamiento general de los poderes en la crisis —en torno a la centralidad del Banco Central Europeo y lo que se define como “federalismo ejecutivo”— ha modificado ciertamente la dirección del proceso de integración, pero no ha puesto en discusión su continui

El cristinismo decepciona

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Por Diego Valeriano Es duro pero es así. Y no me refiero a lo de Milani o a Cristina bailando mientras diciembre se incendiaba o a la miserabilidad con que se movieron postragedia de Once. Hablo de decepciones más profundas que hacen que todo esté  a punto de explotar. No hay peor despechado que aquel que no sabía qué esperaba. Primero la sorpresa e inmediatamente la pena. La furia está ahí, latiendo. El odio comienza a burbujear nuestra sangre. La decepción crece. Nos entusiasmamos con la posibilidad de consumir a niveles increíbles. Nunca nuestros espíritus estuvieron tan plenos, tan gozosos con todo lo que está  a nuestro alcance y en cuotas fijas. Tengo dos notebook y una tablet y no tengo luz. Tengo auto y me agarra un piquete. Tengo un Sansung Galaxi y me lo roban. Tengo trabajo y tardo tres horas desde casa. El militante no se decepciona: justifica y está bien que así lo haga. Los daños colaterales del modelo no pueden crear  frustraciones muy severas. Pero la

Izquierda y progresismo: la gran divergencia

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por Eduardo Gudynas Uno de los mayores cambios políticos vividos en América Latina en los últimos veinte años fue el surgimiento y consolidación de los gobiernos de la nueva izquierda. Más allá de la diversidad de esas administraciones y de sus bases de apoyo, comparten atributos que justifican englobarlos bajo la denominación de “progresistas”. Son expresiones vitales, propias de América Latina, en cierta manera exitosas, pero ancladas en la idea de progreso. Su empuje, e incluso su éxito, está llevando a que esté en marcha una divergencia entre este progresismo con muchas de las ideas y sueños de la izquierda latinoamericana clásica. Para analizar estas circunstancias es necesario tener muy presente la magnitud del cambio político que se inició en América Latina en 1999 con la primera presidencia de Hugo Chávez, y que se consolidó en los años siguientes en varios países vecinos. Quedaron atrás los años de las reformas de mercado, y regresó el Estado a desempeñar distinto

Viaje en ascensor con un guerrillero

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Por Diego Fernando González Llegaba del cine con un amigo y él salía de mi edificio. Fue un momento de estupor. De zozobra. “Ese era Gorriarán”,  me dijo mi amigo, serio. Lo mire. No le respondí y nos subimos al ascensor. Teníamos diecinueve y la Argentina explotaba. Estábamos a fines de 2003 y diciembre de 2001 estaba ahí, casi que si nos estirábamos lo agarrábamos. Y de mi edificio, en la muy recoleta esquina de Arenales y Billinghurst, salía el último guerrillero, Enrique Gorriarán Merlo. Lo habían indultado un tiempito antes. Duhalde, antes de irse, después de los asesinatos de Kosteki y Santillán, había dado un gesto. Pacificador, como él siempre fue, decidió indultar juntos a Gorriarán y al  Mohamed Alí Seineldín. Juntos, a mediados de 2003. Uno, Gorriarán, estaba preso desde 1996, la condena era a cadena perpetua por el ataque a la Tablada del 89. El otro, Seineldín, también tenía cadena perpetua, pero desde 1990. Y ese hombre, pelado, alto, de andar cansino,

¿Cómo se llama la obra?

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por Ezequiel Gatto Fondo: una década de aumento en las posibilidades generales de consumo, crisis de las lógicas financieras neoliberales, desplazamiento en las estrategias bancarias y generalización del "hombre endeudado" como forma de dominio y control capitalista. Escena 1: alguien en algún medio habla de saqueos, crímenes, robos, consumo, etc. Escena 2: justo después (o al lado, si es gráfica) hay una publicidad de Tarjeta Naranja, Efectivo Si, o Quiensea préstamos personales. Escena 3: un tipo en un barrio cualquiera presta guita de la que poco se sabe sobre su procedencia ¿Querés saber cómo se conectan esas cosas? Leé el informe de Procelac sobre créditos al consumo en Argentina

El impulso vital de otra época

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por Diego Valeriano (esta nota discute con “ ¿Un mundo feliz? ”, por Ver qué onda , que a su vez discutía con esta otra: “ Escuela emancipadora ”. de Diego Valeriano) La ambigüedad es de lo tibios y a esos los vomitan seguro. Es necesario ser arbitrario para poder pensar, si no es imposible. La escuela pública es el mejor lugar del mundo para un pibe ¿Cuál otro sería entonces? La escuela está en su punto caramelo. Una burocracia totalmente permeable, unxs pibes en su mayoría voraces, el ideal sarmientino latente, las múltiples formas de ser docente y la asignación universal por hijo hacen un territorio fértil para que la escuela sea aquello que tantas veces se quiso que sea. Las paredes de la   escuela contienen encuentros que no se pueden producir en ningún otro lado y extienden esos encuentros a otras zonas. Por supuesto que hay pibes que la pasan mal, desertan, los toman de puntos y demás. Pero, ¿eso hace que deje de ser el mejor lugar? Se aburrirán, lxs maestr

De Rusia con dolor

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por Agustín Valle Hay que ponerle carne a la nota, carne de la Rusia real, la santa Rusia que no cree en nada, o que cree que no cree: es Rusia a su pesar. La Rusia que se pensó a sí misma como la legítima heredera del Imperio Romano oriental, desde que al caer Constantinopla quedó como el único gran Estado cristiano en el confín europeo; la vencedora de Napoleón y de Hitler y conquistadora de Paris y Berlín; la Rusia que nombra en tercera persona tanto a Europa como a Asia, que no se siente parte de entidad mayor alguna y cuyo escudo nacional es un águila bicéfala que vigila ambos extremos de su poder, Oriente y Occidente. Altos, blancos y fríos, los rusos son muy rusos. Son y no son el estereotipo: calzan y cumplen con el preconcepto, pero miran hacia otro lado, nadie quiere cargarse semejante historia. El alfabeto cirílico es difícil pero no imposible. Hay palabras occidentalmente universales que permiten sacar equivalencias de caracteres, como restorán  ( Pectopah ); p