Efecto globo // Diego Valeriano
Hay menos guita y más policías. Ya
los echaron de Rivadavia, pero no desaparecen. Solo ocurre el efecto globo.
Menos ventas, la gente pregunta más,
compara. Menos laburo, más puestos. Néstor le hizo un lugar al primo, los dos
la aguantan abajo en la recova frente a la plaza. Menos guita, menos ventas, el
ingenio y el cálculo se agudizan. Guita, cálculo y subsistencia lo son todo,
por eso hay entrega. Esa entrega absoluta hasta ocupar todo. La física impide
que dos cuerpos ocupen el mismo lugar al mismo tiempo. Por eso son vanguardia:
porque despejan, ocupan y resisten. Porque rompen las leyes de la física,
siempre tan seria y careta.
Por ahora los tarifazos no los joden
tanto; solo el bondi, siempre reemplazable, careteable. Tren, saltar por la
punta del andén y después caminar. A la luz le tiró los ganchos desde el primer
día y la eterna garrafa siempre es un
dolor de huevos. Antes y ahora. Néstor nota que de a poco, todo se va poniendo
más ortiba, menos alegre. Es algo de las caras, ¿será porque terminó el verano?
La palabra Macri ya suena desgastada, mustia, ajada. La vieja que vende CDs ya
no está tan contenta con haberlo votado. Menos asados, menos fiesta, menos
guita y más allanamientos que les impide trabajar. ¿Hasta dónde resiste el
efecto globo sin que explote todo?
Él sabe, como lo saben todxs (pibes,
locas, turros, rochas, negros, la vieja que vende CDs), que son la real
resistencia que no está en otro lado, está ahí, ahí mismo. Son vanguardia no
esclarecida de la ocupación, son el único real enemigo que enfrenta a la
restauración donde más les duele: en el orden necesario para sus negocios.
La restauración careta va por Nestor,
su primo, la vieja que vende CDs todxs
ellx; el único enemigo que encarna la
posibilidad de insumisión, de insurrección y de emancipación.
No va a ser fácil para nadie. El
dolor, sufrimiento, la bronca y el miedo se impregnarán en el aire hasta
volverse irrespirable.